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sábado, 13 de marzo de 2010

Apaguen la luz

Dedicado a mi papa Raul Rivera, papi gracias por ser un papa especial. Tambien se lo quiero dedicar a uno de mis seguidores llamado Orlando, espero que te guste. Alina Luari

Había una vez un niño llamado Orlando y le decían Orlandito, era bien popular en su escuela todos lo admiraban. Orlandito tenía 12 años y cuando sus amigos lo miraban creían que tenían una celebridad al frente.
Pero había algo que de Orlandito que nadie sabía: el tenía un secreto que solo él y su mamá llamada Elba, sabían. El secreto era que Orlandito le tenía miedo a la oscuridad. El dormía con una lámpara prendida y tenía un “flash light” al lado de su almohada. Él pensaba que si tenía eso no venían los monstruos. Algo que todos si notaban era que Orlandito siempre estaba extremadamente limpio, era que él pensaba que como las brujas odiaban todo lo limpio él debía estar así y no se le acercarían.
Un día había una fiesta en la casa de su primo John. Orlandito quería ir a la fiesta el problema era que era de “NOCHE”. El hizo todo lo posible para estar enfermo ese día. Pero al fin y al cabo no se enfermó y su padre le dijo que fuera a la fiesta porque sino su primo John se sentiría mal. Orlandito tuvo que ir obligado. Cuando llegó se enteró que era para ¡DORMIR!
Orlandito había dejado su “flash light” en su casa pensando que cuando llegara estuviera todo preparado. Se enteró también que John no dormía con lámpara encendida y que él no tenía “flash light” en su casa.
Orlandito pensó en todo. Se le ocurrió algo… comería mucha comida y luego le daría tanto dolor de estomago que sus padres lo tendrían que buscar. “Una solución inteligente” pensó Orlandito. Eso hizo comió pizza, cheetos, refresco, jugo y sándwiches. Después llamó a su tía Laura y le dijo que tenía dolor.
La tía Laura llamó a la mama de Orlandito y esta que pusiera a Orlandito en el teléfono. Su madre le dijo: “Orlandito sé lo que te sucede, pero recuerda que si te vas; te perderás toda la diversión y aquí solo te irás a dormir”. Orlandito pensó eso por un momento… “bueno aquí me estoy divirtiendo mucho… pero estoy convencido de que no quiero morir a esta edad porque unos monstruos me coman. ¡No señor! Estoy definitivamente seguro de que quiero seguir viviendo”. Orlandito le dijo a su madre: “Me iré’’. A los 20 minutos llegó su madre con cara semi enojada. Una cara que Orlandito ya conocía; era la mirada de decepción.
Orlandito llegó a su casa se fue a su cuarto y se acostó con la luz, la lámpara y el “flash light” encendido, y se sintió triste con el mismo.
Al otro día fue a la iglesia, cuando salió para su casa sus padres le dijeron que su primo venia a ver si se sentía mejor. Orlandito estaba nervioso porque pensó que John le propondría que se quedaran ellos dos solos en su casa nuevamente y ahí no había salida porque esta vez su madre no lo iría a buscar. Así que volvió a mentir, John llegó y lo vio en su cama “colorado”, el pensó que tenía mucha fiebre pero era que Orlandito comenzó a brincar tanto que se le pusieron los cachetes rojos. John se fue y Orlandito se sintió decepcionado de si mismo pues el sab`ia que se estaba perdiendo de mucha diversión y además estaba mintiendo para esconder sus miedos. Así que se fue a bañar y se acostó.
Pero al otro día sucedió algo que hizo que todo cambiara. Cuando llegó a la escuela, había un grupo de niños alrededor de alguien. Era una niña nueva llamada Nicolet, ella estaba con unas gafas negras y algo parecido a un “palo”. Orlandito al verla pensó que estaba haciendo bromas; pero al observarla por un rato se percató de que Nicolet era ¡CIEGA! También se dio cuenta de que Nicolet podía hacer todo lo que hacían los demás menos ver. Cuando Orlandito le pudo hablar a solas, unas semanas después de que todo el mundo dejara de estar alrededor de ella, le preguntó que si ella veía algo en su mente un tipo de luz o algo parecido. Ella le dijo que “no” que todo estaba completamente negro. Orlandito al escuchar esas palabras se quedó asombrado, él podía ver y le tenía miedo a la oscuridad; en cambio lo que Nicolet veía era la oscuridad todo el tiempo.
Orlandito no le dijo que él le tenía miedo a la oscuridad pero estuvo días pensando en eso. Un día decidió dormir con la luz apagada, pero con el “flash light “encendido. A las dos semanas, Orlandito intentó sin el “flash light” y se levantó… VIVO!!!!!! Él estaba tan emocionado que le contó todo a Nicolet desde el principio hasta el final. Ella escuchaba atenta porque nunca nadie la había tomado a ella de inspiración. Después de ese día Orlandito y Nicolet se hicieron mejores amigos y Orlandito nunca volvió a dormir con la luz encendida.

jueves, 25 de febrero de 2010

El Arbol sin Hojas

En un lugar tranquilo donde la naturaleza vivía feliz, vivían los arboles. Los arboles habladores. Entre ellos había un árbol de ceiba, que era muy sabio y mayor se llamaba: Ciano Ceiba.

Ciano tenía una esposa llamada Ramona Caoba con la cual había tenido tres hijos: Tere Flamboyán, Raúl Roble y Néstor Palma Real.

Ciano era el jefe de esa parte del mundo. A él y a su esposa les encantaba hacer historias y decidieron contarles a sus hijos, nietos y biznietos algo que les había sucedido. Comenzaron a contar la historia.

“Hubo una época en la que los arboles no conocían la contaminación, ni la tecnología, ni nada por el estilo; pero la conocieron y ahí todo cambio.

Un día Ciano Ceiba estaba tomando una siesta y se levantó porque sentía que se le caían las hojas en plena primavera. Fue donde Ramona Caoba, ella le dijo que eso era algo bien raro. Ella se quedo mirando a Ciano Ceiba y le dijo a carcajadas “te estás poniendo bien calvito”, pero era verdad Ciano Ceiba perdía muchas hojas y rápido.

Ramona Caoba envió a un pájaro llamado Veloz a investigar en el cielo, en el castillo de la lluvia, a ver si la Reina Lluvia tenía algo medio sucio. Ella reviso y le dijo que no.

Veloz fue al Reino del Sol, con gafas solares, y le preguntó al Rey Sol si estaba mandando rayos extra calientes. El Rey Sol contestó que " no" que todo estaba en orden.

Veloz regreso donde Ciano Ceiba y le explicó que ni el Sol ni la Lluvia estaban mal. En ese momento recordó a unos seres inconformes y comenzó a explicarles sobre esos seres mientras los demás arboles se juntaban a escuchar. Les habló que ellos tenían unas maquinas que botaban humo y otras que botaban aguas negras.

Mientras Veloz contaba lo que había visto todos los arboles se quedaron atónitos no podían creer lo que escuchaban sus troncos y se preocuparon mas porque no sabían que hacer.

Ciano Ceiba se empeoraba cada día mas y todos los demás se enfermaron también. En poco tiempo Ciano Ceiba y todos los arboles fueron perdiendo sus hojas y sus fuerzas. Veloz ya no sabía qué hacer.

La Madre Naturaleza al ver lo mucho que sufrían los arboles hizo un cambio drástico en el ambiente. Hizo que en todo lugar donde hacía calor empezaran a nevar, hasta en África!!! En el polo Norte empezó a crecer pasto y los osos polares empezaron a cambiar el color de su pelaje a marrón.

Después de esos cambios drásticos el mundo dejó de moverse, paro, se detuvo todo movimiento. Los únicos que se podían mover eran los arboles y todo aquel que la Madre Naturaleza permitiera. Madre Naturaleza reunió a los arboles y les dijo “ Si se dan cuenta nosotros somos los únicos que nos podemos mover” y le explico que había hecho esos cambios para ver si los humanos aprendían su lección.

A los arboles habladores les dio pena saber que los humanos iban a quedarse parados por muuuuchoo tiempo. Así que decidieron sacrificarse para salvar la vida de los humanos aunque ellos sufrieran.

La Madre Naturaleza al ver que los arboles eran buenos troncos, les cumplió su pedido" , termino su historia Ciano Ceiba.

Ramona Caoba también dijo:“Es así como al sol de hoy que nosotros los arboles protegemos a los humanos aunque ellos no destruyan a nosotros”

Todos los arboles se quedaron en silencio porque sabían que estaban sacrificando sus vidas por los humanos y ellos aun no lo entienden.

FIN

Autor: Alina Luari
Ilustrador: Alina Luari